domingo, mayo 22, 2016

Clifford

Clifford, Martin Short, Charles Grodin

Hay alguna extraña fijación en el ser humano para encontrar gracioso que un adulto se disfrace de niño y actúe como tal. Pero ni tenía gracia el Chavo del 8 ni Pequeño pero matón (Littleman, 2006) y mucho menos Jaimito Borromeo. Lo cierto es que es algo que da mal rollo, como esos fetichistas que se disfrazan. Todo muy sórdido.

Y, por supuesto, que ni pizca de gracia tiene la película que hoy nos toca comentar: Clifford (Clifford, 1994).

Un film que podríamos pensar que nace para chupar del éxito de Este chico es un demonio (Problem child, 1990) o Solo en casa, (Home alone, 1990) y su concepto "comedia con niño cabrón". Pero lo cierto es que Clifford se rodó en 1990, pero durmiendo en el limbo hasta 1994 por la misma razón que lo hiciera Robocop 3 (Robocop 3, 1993). La Orion estaba al borde de la quiebra y no tenía un chavo para estrenar las producciones que ya tenía acabadas.


Clifford, Martin Short, Charles Grodin

Pero a diferencia de los otros films de "niños cabrones", el film fue un descalabro en su norteamerica natal, haciendo que en la mayoría de países se estrenase directamente a vídeo.


El tono de la película no llega a ser tan cabrón como para hacer el deleite del público adulto, pero tampoco es tan light como para contentar a los infantes, y menos con las caras lascivas de Michael Short, que más que divertir le da un toque sórdido y malrollista. Porque el protagonista es un niño hijoputesco que lo único que quiere es ir a un estúpido parque temático de dinosaurios, y para ello hará lo que sea. Desde provocar un aterrizaje de emergencia en el avión en el que va, pagar a un niño para que le dé su disfraz y poder meterse en el coche de otra familia o destrozar el proyecto laboral de su tío.


Clifford, Martin Short, Charles Grodin

Ver a Martin Short (que tiene cojones su apellido) disfrazado de Zipi y Zape y perspectiva forzada para enfatizar su baja estatura (lo que hace que el resto del cast esté mirando al infinito mientras le hablan) mientras pone caras de querer cepillarse a la novia de su tío no es divertido. Y mucho menos divertido es ver a un Charles Grodin con su característica cara de perro cabreado.
 
Clifford, Martin Short, Charles Grodin

Tampoco tiene ningún sentido que todo el film sea un flashback, empezando en el año 2050 cuando el personaje de Short es un cura viejales que está en un horfanato y le cuenta su vida a Ben Savaje (hermano del prota de Aquellos maravillosos años y que lo vimos en Yo y el mundo). Detalle que no tiene ningún sentido salvo que veamos a Short maquillado. Un desastre, vamos.

Tampoco me gustaría olvidarme de las diferentes carátulas con las que ha sido editada a lo largo de los años. Para empezar, la de VHS (que es la que tuvimos aquí) vemos al prota junto a una caseta de perro que nos da a entender que se dedica a putear a un perrete, y luego resulta que aparece un perro 10 segundos y nunca más lo volvemos a ver. 
Luego la edición yanki en DVD (porque aquí nunca más se volvió a editar), además de lucir uno de los "cortar y pegar" más infame de la cabeza de los prota, aparece una casa en llamas que, evidentemente, tampoco tiene nada que ver con la película.
Y para el final dejo el póster cinematográfico USA, más horripilante todavía que el anterior. Los famosos carteles de Ghana que están tan de moda ahora, son una maravilla del arte gráfico en comparación.
 
Clifford, Martin Short, Charles Grodin

Clifford tiene algún detallito que apuntaba que era más divertida sobre el papel a lo que luego se vio en pantalla, pero eso no es suficiente para salvar el bochorno que es aguantar este invento surgido del averno.

lunes, mayo 16, 2016

Hot to trot. Un caballo en la bolsa

Hot to trot. Un caballo en la bolsa, Bobcat Goldthwait, Virgina Madsen, Dabney Coleman, Michael Dinner

Si te digo el nombre de Bobcat Goldthwait lo más normal es que no te suene de nada. En cambio, si te digo Zed, el heavy gritón que acaba siendo poli en Loca academia de policía 2: Su primera misión (Police Academy 2: Their First Assignmen, 1985), la cosa te sonará más. Y si tampoco te suena, enciende tu Playstation y sigue jugando al Fifa o lo que te venga de gusto.

Bobcat Goldthwait,
era el clásico cómico de stand up que alguien decidió darle una oportunidad como secundario en comedias. Ya fuese en la comentada Loca academia de policía y secuelas, o La ratera (Burglar, 1987), una de aquellas 80teras para lucimiento de Whoopie Goldberg. Y, como es natural, llegó el momento de ser protagonista absoluto, con una película que él mismo ha reconocido que el guión le pareció una basura pero que el cheque era lo suficientemente generoso para hacer de tripas corazón.


Hot to trot. Un caballo en la bolsa, Bobcat Goldthwait, Virgina Madsen, Dabney Coleman, Michael Dinner

El argumento es tan estúpido como lo que suena a continuación: un tontolaba (en la película le legan a llamar mongólico) recibe como herencia de su madre recien fallecida el 50% de una importante empresa de bolsa y un caballo. El otro 50% de la empresa es de su padrastro un cabronazo que lo único que quiere es conseguir el otro 50% y mandar a su hijastro a freír espárragos. El tontolaba decide no vender su parte del negocio y se queda como bróker, pero, evidentemente, el tipo no sabe nada del negocio. Para su suerte, el caballo que recibe en la herencia es un equino parlante que escucha una conversación en los establos que hará que su nuevo dueña lo pete en la bolsa.


 Hot to trot. Un caballo en la bolsa, Bobcat Goldthwait, Virgina Madsen, Dabney Coleman, Michael Dinner

Así tal cual. Una patochada de tomo y lomo que en los USA cosechó un fracaso, apenas recaudó la mitad de los 10 millones que costó. Y realmente no tiene mucho interés, salvo por algunos detalles que envuelven a la producción.

Por un lado el proyecto fue ofrecido al mismísimo Tim Burton, que acaba de tener un relativo éxito con La gran aventura de Pee-Wee (Pee-Wee's big adventure, 1985) y comenzaron a ofrecerle comedias. Según el propio Burton, estuvo dando vueltas al guión de Un caballo en la bolsa para ver como podía sacar algo de ahí y cuando se dio cuenta ya la habían estrenado. Posiblemente uno de los detalles que quedó en la producción de cuando el director de Batman (Batman, 1989) estaba en la producción fue la elección de Danny Elfman en la banda sonora. Aunque el trabajo del compositor es más bien anecdótico, porque música incidental hay más bien poca, con cierto toque a Bitelchús (Beetlejuice, 1988), que es del mismo año. Sin duda, Burton tuvo buen olfato para dejar de lado esta patochada y decantarse por la película del bio exorcista.


Hot to trot. Un caballo en la bolsa, Bobcat Goldthwait, Virgina Madsen, Dabney Coleman, Michael Dinner

Otra de las curiosidades es que la voz del caballo corría a cargo de Elliot Gould, pero los pases de prueba fueron tan desastrosos que decidieron sustituirlo por John Candy, que se dedicó a improvisar la mayoría de sus diálogos. Quizá en la VOSE la cosa quedaría graciosa, pero en la doblada la cosa está totalmente descafeinada, pues aquí el film se estrenó directamente a vídeo, lo que le otorga un doblaje de segunda fila. Ni siquiera el doblador de Goldthwait saca partido a las exageraciones del actor.

En el resto del reparto destacar a una florero Virgina Madsen, Dabney Coleman, Burgess Meredith (poniendo la voz al padre del caballo) y breves apariciones de Tim Kazurinsky (el poli pequeñajo de Loca academia de policía) y Gilbert Gottfried (un secundario de infinidad de comedietas).


Hot to trot. Un caballo en la bolsa, Bobcat Goldthwait, Virgina Madsen, Dabney Coleman, Michael Dinner

Por lo demás, un bodrio de aquellos que salían directamente en VHS, y que apenas son 80 minutos de metraje, pero se vuelven tediosos y desesperante. Aun y así, hay algún atisbo de gracietas como esa familia de caballos que en lugar de tener una herradura en la entrada tienen un zapato o el padre que se reencarna en mosca (que en su primera aparición recuerda a la mosca de Bitelchús). Pero ni por esas merece la pena perder el tiempo en su visionado.

El fracaso de Un caballo en la bolsa truncó la carrera de Bobcat Goldthwait como actor, relegándole a apariciones esporádicas en series de televisión, pequeños papeles en películas muy de vez en cuando, y mucho, muchísimo doblaje en dibujos animados. En cambio, empezó una carrera como director que, en general, le ha dado bastantes buenas críticas.



domingo, mayo 08, 2016

Creepshow

creepshow, george a. romero, stephen king, ec comics

Parece mentira que habiéndole dedicado una entrada a Creepshow 2 (Crepshow 2, 1987) no se le dedicara otra a la primera parte.

Lo que iba a ser una colaboración entre Stephen King y George A. Romero para llevar a la gran pantalla The Stand y ante la imposibilidad económica que el proyecto acabase en buen puerto, acabó derivando en un homenaje a los cómics de la EC que la pareja devoraban en su infancia.

Una antología de historias terroríficas que tenían un hilo conductor. Básicamente lo que hizo la Amicus años atrás, pero claro, estábamos saliendo de los 70 y la truculencia más gráfica hacía tiempo que se había instalado en nuestra vida cinematográfica (si no que se lo digan al propio Romero y su Zombi -Dawn of the dead, 1978), así que el tema era no cortarse un pelo a la hora de enseñar sangre, vísceras y lo que hiciera falta.

creepshow, george a. romero, stephen king, ec comics

Las historias las conocemos de sobra: la del día del padre, la caja, las cucarachas... Todas ellas con un reparto repleto de caras muy conocidas: Ed Harris (con su baile imposible), Adrian Barbeau, Leslie Nielsen en plan cabrón, Ted Danson, Tom Atkins, Hal Holbrook... y, por supuesto, el propio Stephen King.

Precisamente la historia de éste es la que nos lleva a la famosa anécdota que nos encontramos a los que vimos la película en su primera edición en VHS de la mano de Polygram, ya que no solamente cambiaron el orden de algunas historias, si no que fulminaron la que protagonizaba King. Y no fue hasta la edición que sacó Manga Films en los 90, que todo volvió a la normalidad y pudimos ver a King hacer el paleto (aunque yo vi este montaje por primera vez en un pase televisivo en algunos de los programas dedicados al cine fantástico/terror que hizo Álex Gorina en aquella década). Y esta edición de Manga nos regaló una de las carátulas más horrorosas que se recuerdan. No como el cartel original que mola muchísimo. Buenos ratos de mi infancia pasé embobado ante ese taquiller@, con el detalle de la ardilla en su bolsillo que no sabía si compadecerla o qué. Y si seguimos con el tema artístico, tampoco es menos mítica la versión cómic que dibujó Berni Wrighston (que luego seguiría enlazado a King en El ciclo del hombre lobo) y que también apareció por entregas en la Creppy de Toutain.

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Es imposible hablar de esta peli y no dejar caer cual es nuestra historia favorita. En mi caso siempre me he quedado con el segmento de La caja, que realmente son dos historias en una: la del marido que quiere deshacerse de su mujer (muy Hitchcock) y la del monstruo que habita una caja que está escondida en el hueco de una escalera. Una historia con un tempo pausado. Se toman su tiempo para abrir la caja. Y, pese a que sabemos de antemano que ahí hay algo y en cualquier momento hará aparición, nos mantiene en vilo y tensión. Lo peor es que vemos a la bestia de forma bastante clara y le quita puntos al asunto, pues, en el fondo, no es más que un mono con dientes afilados. 

creepshow, george a. romero, stephen king, ec comics

Creepshow es de aquellas que se facturaron en pleno estado de gracia de sus responsables, todo un homenaje al estilo cómic, con esa fotografía de Michael Gornick (que luego dirigiría la segunda parte pasando totalmente de estos recursos) llena de colorines chillones y con unas transiciones estilo viñetas. Los inevitables guiños al mundo de King (Castlerock), una banda sonora alucinante y, posiblemente la primera (¿y única?)  vez que vemos a un zombi con poderes telequinéticos. Si no como se explica la muerte de Ed Harris?

Como ya sabemos, en 1987 se facturó Creepshow 2, que si bien no llega a la genialidad de su antecesora, mantiene bastante bien el tipo; y ya en el nuevo milenio una tercera parte totalmente infecta de la que uno no sabe como un producto practicamente amateur pudo conseguir los derechos para usar el nombre. Y para no variar se prepara remake. Pero de momento lo que tendremos seguro en unos meses será Just desserts: The making of Creepshow, un Blu-Ray que nos explicará con pelos y señales la realización de Creepshow.