martes, noviembre 12, 2013

El chico de oro

El chico de oro, Eddie Murphy

Los años 80 fueron unos años locos. Muuuu locos.
Si bien la década anterior apareció una nueva generación de directores (Spielberg, Lucas, De Palma, Scorsese, Coppola,  Friendkin...) que revolucionaron los estudios. Los mega éxitos de Tiburón o Star wars les permitió tomar el control de la industria hollywoodense y hacer y deshacer a su antojo. Pero los mandamases de los grandes estudios no perdonan ni una y simplemente esperaron a los traspiés de esa nueva hornada de cachorros.
Spielberg se la pegó con 1941, pero esquivó el golpe sacándose de su chistera dos de sus grandes éxitos, En busca del arca perdida y E.T. Y Coppola tampoco evitó el hostiazo y su Corazonada sería uno de los mayores fracasos económicos que se recuerdan en la meca del cine, tanto que las perdidas de 19 millones de dólares se las tuvo que comer con patatas ya que toda la producción era suya y todavía en los 90 hizo muchas películas alimenticias para seguir pagando las deudas de hacía más de una década.

El chico de oro, Eddie Murphy

Pero todo eso eran minucias, porque sería Michael Cimino el que devolvería el poder a los altos ejecutivos. Unos años antes saboreaba las mieles del éxito con El cazador, lo que le llevó a una espiral de triunfalismo que no le tembló el pulso para gastarse más de 40 millones de dólares en su siguiente proyecto La puerta del cielo. Para meternos en situación, Tron es del mismo año y costó 17.

Bien es sabido que el western de Cimino es uno de los mayores fracasos de la historia del cine, llevándose a su productora, la United Artist, por delante.

El chico de oro, Eddie Murphy

Ahí llega el punto de inflexión donde las grandes compañías deciden dar un golpe en la mesa y con un "aquí manda mi polla" arrebatar el poder otorgado a los directores.
Es por eso que los 80 fueron unos años cinematográficos muy dados a las producciones fáciles para consumo de las masas, donde el cine de autor se diluía a películas baratas con una distribución minoritaria.


Y la cuestión era meterle humor a todo y si no se podía muchos efectos especiales. Si en los 70 teníamos  El exorcista, en los 80 el festival de fuegos artificiales de Poltergeist. En los 70 estaba French connection y en los 80 hubo Límite 48 horas o Arma letal

El chico de oro, Eddie Murphy

Es por eso que un film como El chico de oro solo era posible en los 80. Sin ir más lejos las primeras versiones del guión tenían un enfoque totalmente serio y sin chispa de humor, es más, Mel Gibson iba a ser su protagonista.
Una vez que Gibson salió del proyecto para hacer Arma letal entró Eddie Murphy que estaba on fire con su salto a la fama con el Saturday night live y su paso al cine fue igualmente exitoso (Límite 48 horas, Superdetective en Hollywood), lo que era lógico que el guión se reescribiera dándole el tono cómico que su protagonista requería. Igual de lógico fue la elección de su director una vez que el máximo candidato, el mismísimo John Carpenter, declinara la oferta para centrarse en Golpe en la pequeña China, película con muchísimos paralelismos con El chico de oro como veremos más adelante. 
El elegido fue Michael Ritchie, un director afincado en la comedia (Los picarones, las dos partes de Fletch el camaleón) pero nada ducho con los efectos especiales.


El chico de oro, Eddie Murphy
Tom St. Amand animando en stop motion la lata de Pepsi

El chico de oro
no es una comedia, es una de aventuras fantásticas con un único elemento cómico: Eddie Murphy. Y eso está bien, el tipo cumple y es gracioso. El problema llega cuando colocan a un director especializado en comedias en una película que no lo es, y máxime cuando el film tiene un montón de trucajes y efectos especiales.


Michael Ritchie acaba siendo el talón de Aquiles del film, y nos saca unas tomas atolondradas, todo muy precipitado, haciendo que los efectos de la Light and Magic flojeen en exceso.                                                                                          
El chico de oro, Eddie Murphy
Michael Ritchie & Eddie Murphy

Aquí el tema va de un tipo (Murphy) que se dedica a buscar niños desaparecidos, y en estas recibe el encargo de rescatar un niño budista con poderes que ha sido secuestrado y es el elegido para evitar que el mal domine el mundo.




Los paralelismos con Golpe en la pequeña China son muchos. No solamente Carpenter fue el primer director asignado y acabó declinando la oferta, lo que hizo que la Fox le apretara las fechas para poder estrenar en verano del 86, El chico de oro acabaría estrenándose en Navidad, si no que ambas producciones compartían actores: Victor Wong (el Miyagui de Los 3 pequeños ninjas), James Hong (el malo de Desaparecido en combate), Peter Kwong (Dino Rex). También tenemos por ahí a Randall Cobb (el primer contrincante de Ace Ventura) y Charles Dance haciendo de malo, también era el villano de El último gran héroe.
En ambos films tenemos personajes con tintes de antihéroe (Murphy & Russell) que acaban metidos en un mundo oculto lleno de magia y misticismo oriental y acaban respondiendo a todos los elementos fantásticos con bastante socarronería.
   
El tiempo pone a cada uno en su sitio, y mientras que El chico de oro fue un éxito en su día (80 millones recaudados solamente en los USA) y Golpe en la pequeña China pasó con más pena que gloria, a día de hoy las tornas se han cambiado, el film protagonizado por Murphy es de los que casi nadie recuerda, en cambio, el film de Carpenter ha entrado con honores en el Olimpo de películas de culto. Y no es que el film de Ritche sea malo, ni mucho menos, pero si que es de verla, pasar un rato entretenido pero que rápidamente se olvida.
Habría que ver que hubiera pasado si el film hubiese acabado en manos de Mel Gibson y con tono serio, igual ese cruce entre Indiana Jones y la muy posterior La búsqueda hubiera generado una franquicia protagonizada por Chandler Jarrell, el buscador de niños.

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