jueves, mayo 30, 2013

¡Alto!, o mi madre dispara

¡Alto!, o mi madre dispara

Finales de los 80. Arnold Schwarzenegger está en la cúspide del cine de acción junto a Sylvester Stallone. Por la época quiso salirse un poco del género y tocar la comedia, aunque ya la había trabajado la década anterior con Cactus Jack o Hércules en Nueva York (esta última, comedia involuntaria).

Así que se ajunto con Ivan Reitman y se sacaron de la manga un par de éxitos instantáneos: Los gemelos golpean dos veces y Poli de guardería, que debieron animar a Stallone a probar suerte. 

Primero fue Oscar ¡quita las manos!, remake de Oscar: una maleta, dos maletas, tres maletas (a su vez versión de la obra de teatro) de Louis de Funès, donde el bueno de Sly interpretaba al mismo personaje que el cómico francés, un capo de la mafia que se ve envuelto en un lío de maletas con diferentes contenidos, gente entrando por una puerta, gente saliendo por otra... todo muy vodevilesco. Ni el tener al (antaño) infalible John Landis en la dirección, ni a la Disney produciendo a través de su filial Touchstone, evitó que el film fuera un fracaso de crítica y público, donde lo único salvable era sus títulos de crédito a ritmo de stop motion.
Aun y así hay que recordar que antes hizo Tango y Cash, un remedo de Arma letal que combinaba acción con bastante humor. Aun y así no entraría en el saco de comedia pura.

 ¡Alto!, o mi madre dispara

Un año después Rambo lo volvía a intentar. Quizá porque tenía la espinita clavada o porque se emperró en emular a su colega austríaco.
A la ecuación le sumábamos su personaje estereotipado de policía solitario con problemas amorosos que está enamorado de su trabajo y la presencia de su madre, en este caso Estelle Getty, muy de moda en la época gracias a las serie Las chicas de oro, donde interpretaba a la más mayor aunque, curiosamente, era más joven que la que hacía de su hija.

Y para dirigirlo un todoterreno como Roger
Spottiswoode, capaz de hacerte un dramón (Los buenos tiempos), slasher (El tren del terror), una serie B de culto (Temblores), un Bond (El mañana nunca muere) y cualquier cosa imaginable.

¡Alto!, o mi madre dispara

Lo dicho, Alto o mi madre dispara va de un tosco poli que un día recibe la visita de su madre, la clásica abuelita Paz que sigue viendo a su hijo como un crio.

La película funciona como una sucesión de escenas con Sly atacado de los nervios por la presencia de su madre y sus "putaditas". Lo malo es que para darle una razón de ser a todo el conjunto idean una trama policíaca con la madre de por en medio que fracasa estrepitosamente y ni siquiera con ese "grand finale" de persecución entre camión y avión, totalmente made in testosterona, la cosa se recupera. Por no hablar del epílogo, con un gag bastante vomitivo solo para que Sly ponga una carantoña y congelen la imagen al estilo El equipo A. Aun y todo esto se le puede dar un visionado una tarde tonta.
Además, resulta curioso que en la versión doblada no usaran la voz habitual de Stallone, si no que le colocaron la de Ramón Langa/Bruce Willis, posiblemente para enfatizar el toque cómico del film. 

 ¡Alto!, o mi madre dispara
 
Por mucha mandíbula cuadrada y labio torcido (añadamos la actual ración de botox) Stallone siempre ha sido mucho mejor actor que el Chuache, no hacía falta venirnos a John Rambo o Rocky Balboa, ya con los primeros Rocky, Halcones de la noche o la siempre reivindicable Copland se veía que tenía su aquel. Y es que el potro italiano era  el blanco de la crítica, en la mayoría de ocasiones, más por representar un tipo de cine fascistoide que por él mismo.

miércoles, mayo 15, 2013

El fin de Sheila

El fin de Sheila

Tiene guasa que un fin de semana te veas dos películas y las dos sean del mismo director. No es que sea algo fuera de lo normal, pero que ambos films sea de Herbert Ross tiene su coña. 

El tipo tiene una filmografía con cosillas la mar de cucas, aunque no haya pasado a la historia como un grande. 

jueves, mayo 09, 2013

Lemora, un cuento sobrenatural

Lemora, un cuento sobrenatural

Una niñita que ha sido adoptada por el pastor de un pueblo recibe una misteriosa carta donde una tal Lemora le invita a ir a su casa, ya que allí está su verdadero padre, un prófugo de la justicia que vive sus últimos días.
El film. un clásico del programa Alucine de la 2, es un antecedente directo de En compañia de lobos. No sé si Jordan conocía este film y si fue fuente de inspiración, pero lo que está claro es que ambas películas tratan de lo mismo: la pérdida de la inocencia en clave de metáfora. Y en Lemora, además, se adentra en el lesbianismo más tórrido.

Lemora, un cuento sobrenatural

Lila, nuestra protagonista, se encuentra por el camino personajes lujuriosos que le ofrecen bombones y miradas turbias. Hay por ahí que es como si al Argento bueno (el de los 70 y 80) le hubiera dado por hacer su propia versión de Alicia con tintes vampíricos. Razón no le faltaría, no hay más que ver algunas imágenes para comprobar que la iluminación tiene cierto tufo a Suspiria (aunque esta es posterior), o que su argumento es, cuanto menos, poco coherente.

 Lemora, un cuento sobrenatural

En film es una cosa muy modestita, rodada fuera de los grandes estudios o, incluso, de los más pequeños. Quedando una cosa de serie casi Z, pero que se nota que se trabajaron mucho los encuadres (alguno muy de estética cómic) e iluminación, dando al acabado una cosa la mar de curiosa. Algo así como Cabeza borradora, que, pese a su modestia económica, luce a las mil maravillas.

El tema narrativo, como he dicho, ya es otra cosa. La cosa avanza a trancas y barrancas y la coherencia no es su fuerte. Al parecer la peli está cercenada por la censura y faltaría más de media hora. Este hecho llegó a influir mucho en la película, que no se estrenaría hasta 1975, y eso que llevaba 2 años acabada.

 Lemora, un cuento sobrenatural

Los actores, en general, son malos, la mayoría hicieron más bien poquito en el campo del celuloide, y el propio director, Richard Blackburn, uno de esos extraños personajes que pululaban el underground y que llegó a ser guionista de ¿Y si nos comemos a Raúl?, se reserva el papel del pastor que cria a la protagonista.
Y los maquillajes de una especie de zombi vampiro no ayudan demasiado a mejorar el asunto.

Com rareza se puede ver, más que nada como curiosidad. Pero más allá de esto siempre nos quedaremos con En compañia de lobos.