martes, febrero 01, 2011

Condorman

Condorman, Michael Crawford, Barbara Carrera, Disney
Recuerdo que cuando era pequeño una peli de superhéroes era lo máximo, entre otras cosas porque había pocas y la mayoría malas y/o cutres. Ahí están los telefilms de Spiderman y Hulk, o las cutradas en su máximo esplendor como Batwoman de Cardona o la innombrable de Piquer Simón. O sea, que a excepción de Superman y, si me apuras, Flash Gordon todo el género olía a mierda. Hasta que un día en la estantería del videoclub veías una de esos estuches blancos de la Disney con un cuadrado en medio donde salía una foto con el logo mega-superheroico-patriotico-dorado de Condorman y al personaje en cuestión con las alas extendidas en la azotea de algún edificio. "¡Madre de Dios! Esto tiene que ser la polla", debí pensar. Así que la alquilamos y comenzamos con unos títulos de crédito bastante chulos con la música de Mancini -la cosa promete- y ochenta y tantos minutos después, fin. Y es que la peli es una buena mierda, para no desentonar con el resto del género que se hacía en aquella época.

Condorman, Michael Crawford, Barbara Carrera, Disney
Creo que el principal fallo de Condorman es que nos la vendían como una peli de superhéroes, cuando no es nada de eso. Es simplemente una versión de James Bond pasado por el turmix de Disney donde un dibujante de cómics, obsesionado con probar todos los cachivaches que dibuja para darle verisimilitud a sus historietas, es requerido por un amigo agente de la CIA que le pide que entregue unos documentos secretos. El dibujante, que es bastante payasete, se acaba metiendo en un lío de espionaje internacional.

Y culpa de pensarnos que es una peli de superhéroes es el no respetar el título original de la novela en la que está basada, The game of X (aquí editada como El agente X en acción), escrita a mediados de los 60 por un experto de la ciencia ficción como Robert Sheckley, de sus libros o relatos han salido películas como La víctima número 10 o Freejack: sin identidad.
Curiosamente Sheckley acabó haciendo la novelización de Condorman.
Y aparte del libro aparecieron comics con las aventuras del protagonista, que a día de hoy están buscadísimos.


Condorman, Michael Crawford, Barbara Carrera, DisneyLas joyas de la corona de Disney

Como decía antes esto es una peli de James Bond en plan chistoso: los personajes que viajan por varios países, salen vehículos cuanto más extraños mejor, hay romance y supuestas escenas de efectos especiales. Escenas que son de auténtica abominación, donde se notan a leguas las pantallas azules o los cables que sujetan a Condorman, por no hablar de la escena que caen de un telesilla que se ven unos muñecos la mar de tristes.

Condorman, Michael Crawford, Barbara Carrera, Disney
Otro de los problemas de la película es su director, Charles Jarrot. ¿Había un director menos indicado para un producto de estas características? Rotundamente no.
Este inglés, que lo único que había hecho son episodios de series para televisión, no pegaba no con cola en una peli que tenía que ser de lo más movida y llena de momentos de acción. Además de ser demasiado mayor y pertenecer a una época en la que no se trabajaba con efectos y demás.

Y los actores tampoco eran de estar por casa: Michael Crawford que, no nos engañemos, está fatal repitiendo todos los tics de aquella serie que hizo, Ni ha que neixen estrellats (Some Mothers Do 'Ave 'Em), la guapa de Barbara Carrera, Oliver Reed, haciendo de malo, Dana Elcar (el jefe de MacGyver) y James Hampton (el padre de Michael J. Fox en Teen Wolf).

Como es habitual en estos casos la peli fue un fracaso de taquilla y bien merecido. ¿Hay algo peor que una peli de acción sin un mínimo de épica y emoción (por mucho que se empeñe Mancini con su banda sonora)?
Seguro que más de uno la recuerda con nostalgia (sobre todo su escena más recordada: la del Condormobil saliendo por debajo de una camioneta), pues mejor recordarla así y no sufrir su visionado.

2 comentarios:

Raiben dijo...

¿Que le veríamos de críos a esta mierda para recordarla tan bien? porque somos muchos a los que nos marcó y después al volver a verla nos apestó, a mí ma aburrió hasta decir basta y quitarla a los 20 o 30 minutos. Cuando la ví de nano me gustó tanto que con un muñeco de "juguetes Domingo" (una fabrica de Valencia) me hice un condorman personalizado con sus alas de cartón, esa misma tarde vajé al parque para lanzarlo por los aires con un tirachinas. Fíjate si me marcó, a los críos de la época nos metieron en el bolsillo aunque en taquilla no funcionase.

J. Jara dijo...

Supongo que en la época esta peli era lo más y nos dejamos engañar por el coche, el traje y la lancha.